“No cierres los ojos”: una canción de Patricio Manns

 


    A finales de 1969, los partidos Comunista, Socialista, Radical, Social Demócrata, el Movimiento de Acción Popular Unitaria y Acción Popular Independiente, aprueban el Programa Básico del Gobierno de la Unidad Popular, acuerdo que direccionaba las acciones de la candidatura de Salvador Allende Gossens para el sillón presidencial. Sus páginas introducen el diagnóstico de una crisis nacional “que se manifiesta en el estancamiento económico y social, en la pobreza generalizada y en las postergaciones de todo orden que sufren los obreros, campesinos y demás capas explotadas”. Precarización que alcanza también a los pequeños y medianos empresarios, a la mujer y la juventud. Tal escenario encontraría su origen en un sistema capitalista, “dependiente del imperialismo, dominado por sectores de la burguesía estructuralmente ligada al capital extranjero”, que no estaría dispuesto a cambiar su situación de privilegio, colisionando frontalmente con las necesidades del pueblo. 

    Así las cosas, la propuesta que ofrece el Programa consiste en “terminar con el dominio de los imperialistas, de los monopolios, de la oligarquía terrateniente e iniciar la construcción del socialismo en Chile”. Un gobierno que fundamentara su acción desde las bases populares, altamente relegadas en la época. Bajo esta consigna es que obreros, trabajadores independientes, dueñas de casa, artesanos, pensionados, jubilados, estudiantes, entre muchos otros, dieron cuerpo a un poder popular que, con gran ímpetu y organización concreta, fue capaz de torcer el curso de la historia y establecer la posibilidad cierta de la instalación de un verdadero gobierno del pueblo, anhelo que más tarde, el 3 de noviembre de 1970, se materializaría con la asunción de Salvador Allende como presidente de la República de Chile.

    Es en este contexto que Patricio Manns, ante los visibles avances políticos obtenidos por la periferia, quiso prevenir a sus compañeros respecto a un eventual encandilamiento por el efecto de las luces del triunfo. “Son hombres de mi país / repartidos al azar / que empuñando su esperanza / y blandiendo sus jirones / y esgrimiendo su confianza / fueron a las elecciones / a ganar”, dice el autor en su canción No cierres los ojos, pero subrayando que debían tener presente en todo momento que aún quedaba un largo camino por recorrer: “La victoria está distante / de tu mano todavía / no lo olvides un instante / noche y día no lo olvides / en tu ser”. Y es que la elite, ante la amenaza de perder sus privilegios, ya se organizaba para boicotear la nueva administración, sin importar el costo. “Siempre acecha el enemigo / en la sombra más espesa / si te duerme la certeza / de sentirte triunfador”, advierte Manns, añadiendo: “Cuida tu poder / vete a vigilar / no cierres los ojos, / no vayas a despertar / como ayer”.

    Ese enemigo, acechando en la espesura de las sombras, después de numerosos intentos por recuperar el poder por la vía reaccionaria en el parlamento y obstruyendo el Programa con medidas de fuerza civil en las calles, finalmente decanta, con apoyo internacional, por la vía de la rebelión de las fuerzas armadas mediante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Y es que el cantautor tuvo que ver realizados sus temores, como dijera en su canción Llegó volando, de que en Chile: “hay algunos que se hinchan con gran esmero / sirviendo la codicia del extranjero / y otros que se solazan por mil dinares / entregando su pueblo a los militares.”


Publicado originalmente en Academia Libre el 9 de octubre de 2021

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