Cadáver



    Dijo que era valiente el viejo, que no le venían con cuentos ni de hospitales ni de remedios. Con sus hierbas y caminatas decía que andaba perfecto y, mientras nos vendía la pomada, se tapaba la boca porque estaba podrido por dentro. Se fue de madre con todos nosotros el día que tuvimos que recogerlo del suelo. ¡Yo no soy lastre para nadie!, decía el viejo, cuando lo plantamos en la camilla donde pasaría su último tiempo.

    Y esta semana te nos fuiste, viejo. Viejo zorro, viejo terco, viejo pedante, viejo miserable, viejo venenoso, viejo cadáver. Que te llorara no hubo ninguno y para el brindis ya no quedaban ni las copas, porque tus porfías nos fueron pudriendo por dentro y, cuando te sacaste los fardos de encima, nos dejaste a todos medio muertos.


12 de enero de 2022

Comentarios

Entradas populares de este blog

Rolando Mellafe Rojas y el acontecer infausto en el carácter chileno

Hernán Tuane Escaff: la psicología al servicio de la tiranía

El último mural de Siqueiros